Trópicos Subterráneos (Los Huesos Cardios)

Nino Gallegos


La relectura de autores y obras en el espíritu del tiempo en crisis no es ni será de autoayuda, acaso para el caos y el ocaso de las ideologías y las emociones en decadencia.

Desde el mundo de arriba, el cielo de en medio y la tierra abajo, la vida, del encanto al desencanto, lo que se relea (es y será) para el recomienzo de la nada, nadie y alguien: a cada uno de nosotros nos tocan los otros, los demás y la gente contra-nosotros-mismos con los autores y las obras, no a modo personal, sino a todo modo.

Pier Paolo Pasolini, el yo lo sé crítico-trágico:

El del rostro duro pétreo contra el rostro del fascismo, con el tiempo de su vida y su muerte, regresa de Casarsa-de Las Cenizas de Gramsci a Roma, donde lo ha estado esperando Rossana Rossanda para ver los monstruos surgidos de los claroscuros de la democracia capitalista y consumista con los muchachos de la Liga Norte y las 5 Estrellas y herederos de Berlusconi mafiosi, estilando el nacionalismo neofascista italiano.

La Italia rústica de Pasolini es hoy la Italia moderna del turismo cultural y del capitalismo de lujo y funeral, haciendo agua de más en Venecia con los barcos-cruceros con rompientes olas en Lampedusa, llegando y rechazando a los muertos-náufragos-sobrevivientes de Libia-África, en lo que los Muros de Saná en Yemen son bombardeados por Arabia Saudita y causar una emergente, urgente e insurgente crisis humanitaria, y para lo que una vez Pasolini filmó para que la ONU considerara a los Muros de Saná patrimonio mundial de la humanidad.

La poesía y el cine pasolinianos fueron y son la pasión y la ideología críticas, marxistas y gramscianas de lo que fue el mundo transformado no por los filósofos y sí por los empresarios industriales del capitalismo de lujo, consumista y funeral; algo que Pasolini vio y sintió para escribir:

El mundo no me ama y no lo sabe.

Michel Foucault, la biopolítica del vigilar y el castigar

En Vigilar y Castigar y en Las palabras y las cosas, la estructuración del pensamiento con la arqueología del saber filosófico hace tiempo murió y renació en el mismo y en el diferente rostro humano dibujado sobre la arena de una playa, siempre a punto de desaparecer, siendo borrado ¿por el mar o por el hombre?

La historia de la locura y la historia de la sexualidad humanas es que el poder ha tomado al sujeto como objeto, con una biopolítica de armar lo desarmado del ser humano, cuando la condición humana está enferma y desahuciada en los entresijos de las mismas estructuras como lo son los complejos industriales humanos para los complejos industriales militares: la razón de Estado se racionaliza hasta el poder fascista por el poder mismo del orden y el progreso en que el capitalismo de lujo, funeral y de vigilancia, es lo que después de Foucault lo pusieron a refuncionar actualmente.

Emil M. Cioran, el insomnio filosófico:

Más que la bibliografía, la obra personal, intelectual, conceptual y textual del rumano al francés: una vida que se le fue en la obra de la incompletud existencial a la senectud con la soledad en las buhardillas de la filosofía, con los altos y los bajos relieves humanos de la angustia y la ansiedad impregnados en la fragmentación totalitaria de los aforismos del pesimismo crítico en medio del ser humano y la condición humana: el horror vacui.

Lo simple y lo complejo es la simplejidad filosófica de Cioran, la ética como uña y mugre con la impronta dactilar de sacar la uña para extirpar la mugre, la moral-amoral de los que no conceden la justicia pero sí la humillación para condescenderle al reino y al imperio la extensión de la crueldad del medioevo a la modernidad, insuflándole a los lectores la vitalidad del soplo filosófico, mas no la resiliencia como moda-modo de salvar al mundo cuando nosotros tendemos al trending topic de lo que es y será demasiado tarde ante los crepúsculos sanguinolentos con sus caos y sus ocasos nuestros.

John Berger, el campesino en la ciudad:

Contra la pose protagonista, cualquiera de los lugares fueron un espacio de la belleza asediada por la crueldad con los trazos estéticos y poéticos donde siempre los vio, los encontró, los dibujó y los escribió con el compromiso de hacer de La puerca tierra un lugar universalmente local, natural y urbano para someterlo a la justicia poética y social, no de los ambientalistas ramplones, respondiendo y ejecutando Con la esperanza entre los dientes, desde la combatividad de la solidaridad de los seres humanos con los otros seres humanos contra los muros en Israel y a favor de la Franja de Gaza.

La narrativa dibujística y poética de Berger tan adentrada a la naturaleza (el campo) y a la ciudad (lo urbano), lo distinguió montando una motocicleta como a un caballo desde la antigüedad a la modernidad: fuera de foco, Los modos de ver, son el mirar con las lecciones para reaprender a vivir los mismos y los diferentes modos de amar lo tangible-intangible de lo humano y lo inhumano.

Zygmunt Bauman, el distópico-retrotópico:

La ductilidad del sociólogo que induce y deduce ante los lectores con el pesimismo crítico usando la imaginación crítica como soporte dialéctico, es poner la existencia humana donde lo propio y lo ajeno nos son inhumanamente ciertos con la incertidumbre, en proceso de acabar cualquier esperanza humana: no vamos a ninguna parte porque tenemos que asirnos al asa de la taza en que tomamos un café amargo, y si por descuido nos vemos en el riesgo de que se nos caiga, se estrelle y se dispersen los fragmentos de la taza hasta por debajo de la alfombra en la sala, al buscar los pedazos nos daremos cuenta que por debajo de la alfombra hemos barrido y echado bajo la alfombra a seres humanos inhumanos, infrahumanos, miserables y desechables.

El Viejo Zygmunt con la pipa fue un hombre elegante con la raíz sociológica de desenraizarnos y trasplantarnos más afuera del jardín infernal para no resembrarnos y recosecharnos, recosidos-recocidos, en el pos(t)humus del horror vacui humano-infrahumano.

Slavoj Zizek, el de(s)constructor del marxismo hegeliano-lacaniano

Un disparatado que dispara, sublime y ensimismadamente, en sí mismo, para ponernos al blanco, al negro, al café, al amarillo, al cetrino y al albino por donde le toque disparar parado o sentado; las manos son rápidas a las orejas, a la nariz y al pecho como si quisiera descoserse y desambiguarse como el que se desnuda y queda con la blindadura del cuerpo y la caradura del rostro al público-lector que se siente atrapado por una nostalgia de El manifiesto comunista cuando el fantasma y ahora la fantasmatización en un hombre deshilachado que como único recurso oral-redaccional es el vuelo con los drones neuronales para atacar cualquier aquiescencia pequeño-burguesa en el  capitalismo de lujo, funeral y de vigilancia.

Zizek no es una fórmula, es una bomba, allá él donde quiera explotarla y pocos serán los que sobrevivan a sus esquirlas verbales y redaccionales: el pensamiento psicológico más psiquiátrico pueda que sea psicoterapéutico del bomb-man que se planta y se desplanta no dejando más que rastrojos de cualquier estación de año en el espíritu del tiempo presente.


Ficha de autor


Nació en El Paso Resbaloso, Durango, el 20 de mayo. Bernardino Valenzuela Gallegos estudió Filosofía y Estética en la Universidad Veracruzana. Avecindado en Mazatlán, donde practica el periodismo cultural desde 1982.

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