Atenea Cruz
Para llorar no hacen falta instrucciones. El llanto ya venía con nosotros. Amantes de la ciencia han demostrado que se puede escuchar el llanto del nonato. El lloro es la primera forma de lenguaje. Dentro de cada hombre hay un hombre delgado y transparente, hecho de lágrimas. Ese otro no conoce del sueño: reposa, pero alerta. Hay quien corre los días con ceguera incansable para sudar la sal de aquellos otros huesos. Hay quien lo deja ser, recargarse en los muros de piel hasta sacar salitre. Cada cosa del mundo puede mover al llanto, basta dejar que el hombre dentro de uno abra los ojos. Para entregarse al llanto no hacen falta instrucciones.
Testamento
Porque dijiste ser la voz de Dios
yo me entregué a tu fuego
te amé porque eras flama
y no dudé de ti
cuando pediste a mi hijo
para darte la sangre
y perdoné la burla de esa prueba
y renové mis votos
con la fe de la fragua
viví en la maravilla
de tu lengua de incendio
pero un día morí
y tú no estabas
porque no eras Dios
ni un apóstol del fuego
fuiste sólo espejismo de la arena.
Atenea Cruz (Durango, 1984), estudió la Licenciatura en Letras en la Universidad Autónoma de Zacatecas. Es autora de la colección de cuentos Corazones negros (An.alfa.beta, 2019), Flores carnívoras (Sangre, 2018) y de la novela Ecos (FETA, 2017), así como de los poemarios Asuntos al reverso de papeles diversos (FETA/La Ceibita, 2015) y Suite de las fieras (Libros de Mano, 2013). Premio Nacional de Cuento Fantástico y de Ciencia Ficción 2017. Premio Regional de Poesía “Beatriz Quiñones” 2012. Becaria del Fonca Jóvenes Creadores en la disciplina de cuento 2018-2019. Ha colaborado en Letras Libres, Playboy, Tierra Adentro, Punto de Partida UNAM, Rio Grande Review, entre otras revistas. Huyó de la burocracia cultural para dedicarse a una de sus grandes pasiones: enseñar literatura.