Por Rocío Reynaga
José Roberto López Martínez recibió el premio Gilberto Owen 2025, en poesía, por su obra Nociones de la Luz, según los jurados Mikeas Sánchez, Eduardo Saravia y Sara Uribe:
«La obra ganadora condensa una exploración poética de la luz en destellos rítmicos y con la reacción de atmósferas y paisajes que proponen un desciframiento y rearticulación del sentido como tarea conjunta de producción de significados. La obra también propone una reflexión sobre el cuerpo y la carne tras un rompimiento afectivo, así como la aparición del miedo, del vértigo y de la vulnerabilidad».
Estas palabras son en esencia lo que nos propone Roberto, que además de poeta, también es profesor. En entrevista, comenta que la noticia se la dieron por teléfono, mientras impartía clases a sus niños de primaria, e imposible no compartirles que había ganado el Premio Nacional de Literatura Gilberto Owen 2025.
¿Qué sentiste con la descripción que los jurados dieron a tu obra? Me sorprendió mucho. Desde el principio del proyecto, desde que se plantea, sí está eso sobre la mesa; entonces, que hayan identificado eso de la vulnerabilidad, del miedo y que mencionen sobre la exploración de la luz.
Fue definitivamente lo que me enfoqué en hacer y me da mucho gusto que en sus lecturas lo hayan visto, que se cumplió el cometido de lo que logré hacer o esperé hacer con escribir el libro. Entonces, cuando lo leyeron en la premiación, pues para mí fue muy significativo porque condensaron perfectamente el espíritu del proyecto.
¿Cómo recibes este premio?, ¿en qué momento de tu vida llega el Owen? Llega en un momento en donde me siento preparado. Nací en Tamaulipas pero tomé la decisión de salir de ahí y trabajar en Nuevo León, y una de mis metas era profesionalizarme, hablando acerca de la literatura; entonces, llega en un momento muy importante porque acababa de terminar la beca de Centro de Escritores en Nuevo León; en ese sentido, sí hay un camino ya recorrido y una confirmación de lo que he venido haciendo durante los últimos años.Tengo 30 años y no sé cuál sea el promedio de edad de los ganadores de este premio, pero sí fue una gran sorpresa, una confirmación que he andado un camino y que ha rendido frutos.
¿Qué tanto te llevó escribir Nociones de la Luz? La beca en el Centro de Escritores duró 8 meses, pero estuve como dos escribiendo y luego me di cuenta de que no me gustaba lo que estaba haciendo; así que dio un giro el proyecto, hubo un tratamiento diferente en el tema, tardé alrededor de 5-6 meses. Fue rápido en realidad, pero fue un proyecto que estuve pensando antes.
¿Qué referencias literarias podemos encontrar en Nociones de la Luz? Directamente en el trabajo sí hay epígrafes, hay frases que retomo, que al final doy el crédito. En primer lugar, Gloria Gervitz, escritora mexicana que admiro profundamente con la que empieza mi libro, antes, el libro iba a tener otro nombre, precisamente partiendo del epígrafe de Gloria Gervitz; Angelina Muñiz-Huberman, que es mexicana; además, está Esther Seligson, otra escritora mexicana; Olvido García Valdés es una poeta española que disfruto mucho leer y también hay bastante influencia de ella. En cuanto a la estructura, de alguna manera Anne Carson, escritora, multipremiada y famosísima, que juega muchísimo con la experimentación y con la hibridación. Estas autoras son quienes cobijaron el trabajo que hice.
¿Cómo llega la literatura, específicamente la poesía, a tu vida? Bueno, ya leía novela en la secundaria y en la preparatoria, es hasta finales de la prepa cuando me doy cuenta de que existe la poesía y hay formas de escribirla que no necesariamente se refieren a la rima, o a lo cantado, eso nos enseñan en la escuela, y pues a partir de ahí me doy cuenta de que se puede jugar con las palabras de otra forma. Después, en el 2016, participé en un concurso que organizó la Universidad Autónoma de Tamaulipas, no gané, pero me dieron una mención honorífica y, pensé, “a ver, no voy a ningún taller para que este texto nadie lo haya revisado más que yo, pues quiere decir que hay algo”. A partir de ahí fue cuando dije, “vamos a tomarnos esto un poco más en serio” eso me ayudó bastante, porque después vinieron otros concursos.
Además, como lo dije en el discurso de premiación, soñé con una mujer que me daba un libro, luego la vi impresa en un libro. En mi caso, no tuve maestros que fueran poetas; en la casa sí me inculcaron la lectura, pero no de poesía. Yo creo que los que escribimos poesía somos una especie bastante extraña.
Eres un profesor normalista, eres profe de primaria ¿lees con tus alumnos?, ¿acercas a tus alumnos a la poesía? Todos los días leo: llego, paso lista y lo primero que hago es leer con ellos. Leemos muchas historias porque es lo que a los niños les llama la atención, aprovecho esos momentos para leer poesía y poesía infantil. Leo lo que creo va a ayudar para que entiendan qué es la poesía hoy.
Es un público muy difícil, la literatura infantil es un universo aparte, ya no estoy diciendo un mundo aparte, es todo un universo completamente diferente al de la poesía para adultos, y ha sido complicado porque los alumnos no están habituados al poema, en cómo escucharlo. Tienen la noción, creen que la poesía existe solamente cuando las personas están enamoradas, y sí se escribe cuando están enamoradas, pero se puede escribir de cualquier otra cosa, en cualquier otro momento. Hay libros que me gusta leer con ellos, de María José Ferrada, Martha Riva Palacio, también hay algunos cuentos que están escritos en verso, pero me gusta más leer con ellos la poesía de verso libre y que privilegia los temas. Hay un libro de Luis Eduardo García que habla mucho acerca de la muerte, es un tema que los alumnos conocen.
En una ocasión, con un grupo, escribimos poesía y me di cuenta de que había dos grandes grupos de poemas: los poemas de amor y los poemas sobre la muerte, entonces, eso quiere decir que son conscientes de lo que sucede y que la poesía les puede ayudar a entenderse y a expresarse.
¿Qué bondades se crean cuando los niños se acercan a la literatura, leen poesía?, ¿sí las hay? Sí, muchísimas, en especial porque se vuelven más sensibles, en el sentido de convivir con los demás, convivir con las personas y no solamente con las personas, sino con estar en el mundo, con ocupar un lugar en el mundo. Recuerdo en una ocasión que leí Tú y Yo, de norma Muñoz Ledo, es padrísimo, lo repliqué con mis niños, porque la premisa de este libro es que te cuestiona: “¿si tuvieras a la tierra enfrente de ti, y pudieras hacerle una pregunta, qué pregunta le harías?”, entonces, algunos niños preguntaron si existen extraterrestres y cosas así; pero había otras preguntas más profundas como, “¿qué te hacen los seres humanos que te dañan para no hacerlo?”, “¿te vas a acabar algún día?”, “¿a dónde vamos a irnos, cuándo ya no estemos en ti?”. Muchas de las preguntas que ellos hicieron se repetían en el libro, me gustó mucho trabajar con el texto, con una conciencia bastante ecológica y que funciona, como te digo, para hacerlos sensibles en la existencia, en estar en el mundo, no sólo con los demás, sino habitar el mundo.
¿Crees que la poesía tiene alguna función social? Sí, definitivamente. La gente que escribe poesía creo que es bastante consciente del lugar en donde está y qué es lo que puede llegar a decir; porque la poesía, que habrá quien diga que no sirva para nada, pero la poesía funciona, y una de sus funciones es precisamente ésa, hacer una denuncia, sirve como un testimonio, de un momento, de un lugar en especial, de una situación, y si el poeta no lo dice, probablemente nadie más lo diga. Hay temas que se pueden abordar en la poesía que funcionan muchísimo para denunciar.
Cuando escribes, ¿tienes algún tipo de ritual?, ¿eres muy disciplinado? Si me queda tiempo libre del trabajo de la escuela, porque a veces es muy exigente el trabajo, trato de escribir los fines de semana, es cuando tengo mayor libertad. Lo que sí hago es leer todo el tiempo, y para que no se vayan las ideas hago notas en donde pueda y en donde tenga mano.
Tengo una libreta muy bonita pero está vacía. A veces si la idea llega terminando de lavarme los dientes, en ese momento lo escribo, porque no confío tanto en la memoria y olvido las cosas.
Ahora mismo, ¿qué es lo que estás leyendo, o qué libros tienes pendientes? Me puse a leer los libros que me traje de Sinaloa, del Centro de Literatura: leo uno de Gioconda Beli; el de poesía sinaloense jóven que me gustó bastante; el de Mercedes Luna, que ganó el Owen; el de Carmen Boullosa; también leo a Elisa Diaz Castelo.
Además, fui a la Librería de la Sra Dalloway, me gustó mucho, pues me gustan mucho las librerías independientes porque en Tamaulipas no hay, entonces, es un anhelo bien bonito. Hay muchísimos libros de editoriales independientes que no se consiguen más que en esos espacios, por eso me traje varios de la librería, como Epicedio al padre, de Orlando Mondragón, entre otros.
Luego de este premio, ¿qué proyectos siguen para ti? Estoy pensando en lo que quiero escribir. A veces la gente cree que escribir un libro es una cosa que se revela por los dioses, y no, realmente para poder hacer un libro hay que hacer bastante investigación; estoy decidiendo qué es lo que quiero hacer, el proyecto que sigue.
Creo que todos cuando empezamos escribimos cosas sueltas, pero los proyectos están como muy a la orden del día, funcionan muchísimo pues pueden abarcar diferentes temas, como englobados en una sóla línea, y creo que estuve bien con este proyecto, así que quiero continuar explorando otras posibilidades.
¿Te quedas con la poesía? He intentado escribir narrativa pero es una cosa complejísima, hay manuales pero se me hace muy difícil, las reglas de la narrativa son completamente diferentes a las de la poesía. Lo que sí he hecho es ensayo, me gusta porque hay muchísima libertad, es un género que podría hacer; pero la poesía no la abandonaría nunca.
¿Finalmente, qué opinión te merece la complicidad o la competencia que puede existir entre escritores? Siempre he pensado que todos tenemos la oportunidad de escribir, nadie va a escribir como nosotros, a pesar de que hablemos el mismo tema, o que elijamos la misma situación para poetizar, nadie lo va hacer como nosotros, y para todos sale el sol y todos tenemos públicos diferentes. Ahorita tengo un proyecto que se llama Plana Poética: Sol Filamento, ahí están personas que creo que vale la pena que las escuchen, que las lean. No solamente porque yo sea poeta les voy a poner el pie o voy a hundir a los demás, entre más comunidad podamos hacer y entre más nos podamos apoyar, creo que podemos lograr un florecimiento en la poesía, en la literatura.
¿Ya por último, qué fue lo que más te gustó de Culiacán? Las personas que conocí y el trato tan hermoso que me dieron.
Puedes leer a Roberto López en:
Instagram: @Plana poética
Facebook: Plana Poética: Sol Filamento
Revista Timonel: Dos poemas de Nociones de la Luz, libro ganador en poesía del Premio de Literatura Gilberto Owen (2025).

Roberto López (Ciudad Victoria, Tamaulipas, 1994). Ganador del I Concurso Nacional de Poesía “Rubén Bonifaz Nuño” (UNAM, 2017) y del XII Certamen Estatal “Altair Tejeda de Tamez” (SET, 2019). Becario del Centro de Escritores de Nuevo León (CONARTE, 2024). Edita la Plana poética: Sol filamento y dirige las Jornadas de Poesía Tamaulipeca.
Forma parte de las antologías Jardín de figuras abiertas II (Bitácora de vuelos Ediciones, 2021) y Hay algo, algo urgente que te tengo que decir (Medusa Editores, 2022). Poemas suyos aparecen en Revista de la Universidad de México, Blanco Móvil, Punto de Partida UNAM, Círculo de Poesía y Casapaís. Autor de los libros Donde el cielo desemboca (ALJA, 2018) y Saudade (ITCA, 2019).
Rocío Elizabeth Reynaga Meza (Guadalajara, Jalisco, México, 1986). Licenciada en Lengua y Literatura Hispánicas por la Universidad Autónoma de Sinaloa y maestra en Educación por la misma institución; actualmente cursa el doctorado en Educación, también en la UAS. Presidenta de la fundación Gallina Pinta, Gallina Lee A. C. que tiene por objetivo contribuir a la construcción de paz en comunidades afectadas por la violencia en Culiacán, Sinaloa. Este 2025 realizó una estancia de investigación, en la Universidad del Valle, Cali, Colombia.
También, en 2017, realizó pasantía de investigación en la Universidad del Tolima, en Colombia; el mismo año participó en conversatorios y en actividades con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, durante el proceso de paz que se desarrolló en dicho país. De 2011 a 2015 trabajó como reportera en el periódico Debate, en la sección de Arte y Cultura. Durante 2007 fue voluntaria de la UNESCO en el proyecto “Conocer y proteger la naturaleza”, en París, Francia.
Ha impartido talleres literarios y ha sido profesora de español y literatura en educación básica, media superior y superior. Fue becaria del Programa a la Creación y Desarrollo Artístico Sinaloa en 2016 y 2022. Cuenta con publicaciones de crónica por el Instituto Sinaloense de Cultura y de poesía por Desliz ediciones.

