Un poema de Jair Cortés

JUAN 11:1

Había uno que estaba enfermo, Lázaro, de Betania,

pueblo de María y de su hermana Marta.

Juan 11: 1.

I

«Ahora que se vaya tu hermana

la historia natural de las cosas

tomará un rumbo

inédito en tus visiones».

Así se encontró

inscripción en piedra.

Palabras que quisieron decir un «algo» y un «cómo»,

herramientas útiles,

aún antes del objeto punzocortantedeobsidiana


II

Antes de las dos rocas y del afilado hueso

estaba su rostro,

barbado,

sin conocer el fuego.

«Ahora que se vaya la marea,

descubriremos estas palabras,

una por una,

iremos examinándolas

como caracolas que aparecen».

«crocante»

¿Cómo es? ¿Truena en la palma de tus manos?

¿Acaso no está ya seca sin nada para decir?

«cineraria»

sopla                             de ceniza y flor

despeina 

hace de tu silencio un silbido entre los árboles.


III

Empolvados los libros

hicieron un círculo con sus cabezas para proteger la vida,

pero solo eran palabras las que dejaron adentro,

sonidos                                  cascabeles

ahí su sangre,

allá los ojos velados por la palabra «muerte»,

mientras la Muerte seguía su baile de chicotazos y tigres en celo.


IV

Ahora que la marea se va

y deja al descubierto

cierta zona,

¿qué vamos a encontrar?

¿Un sentido?

¿Ensayaremos las ideas, las emociones?

¿Daremos argumento,

cauce, a un río ya seco?

La orilla se hace para allá,

inalcanzable

es la orilla para el que busca.

Se va, se fue tu hermana

la vocal,

la que decía sol

en lugar de mi.

La hermana que es muchas hermanas,

es una caravana,

busca su pasado remoto,

anda tras los signos,

lingüista/arqueóloga.

Con estas pisadas temerosas

siempre en falso

hemos hablado,

tarareando una canción bien ciega

para no caer,

con escapularios en el pecho

con la fe como bastón.

Explorando.


V

Y buscábamos una historia

pero encontramos la Prehistoria,

los restos del Amor,

el mamut de nuestros miedos.

La orilla,

una bahía indescriptible,

un clima, una temperatura extraña,

rápidos garabatos.

¿Cómo escribía entonces ese hombre?

Nunca puso orden a las cosas.

[Se saltó renglones deliberadamente

o son tablillas de barro las que faltan]

Nunca.

Luego

caminó la orilla,

vino a encontrarse con nosotros            y todo fue seguro,

y no nos ahogamos

y Lázaro despertó

y dijo por primera vez   

—No.


Ficha del autor

Jair Cortés. Poeta y ensayista. Es autor de los libros A la Luz de la sangre (1999), Caza (Miguel Ángel Porrúa Editor, 2007, Premio Nacional de Poesía Efraín Huerta 2006),  Historia solar (El Errante editor, 2015) y Laboratorio tropical (Premio nacional de Poesía Clemencia Isaura 2016), entre otros. Ahora que vuelvo a decir ahora: una reconciliación poética reúne su obra publicada entre 1999 y 2013.

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