Al pie de la lluvia de oro, una historia con vida propia
Esta novela de Raquel Cota me parece producto de una perfecta combinación entre la intuición y la técnica narrativa. Eustaquio Rivera, el protagonista, tiene el deseo de tener mucho dinero y va a estar dispuesto a pasar algunas pruebas como involucrarse en negocios ilícitos para lograrlo, obteniendo una profunda conciencia de la vida. Esto responde a la esencial estructura propuesta por Christopher Vogler, en su libro El viaje del escritor. Ese deseo del protagonista puede ser compartido por el lector. ¿Quién no desea dinero, quién no desea ser reconocido? Y a través del personaje obtener una enseñanza.
Al abrir el libro nos enfrentamos a un mundo tocado por la realidad, un mundo reconocible aunque no nos haya tocado vivirlo, un Sinaloa de los años cincuentas y setentas. El tema electo es el narcotráfico y es atractivo por lo verosímil de la historia, pero siempre lo más creativo de la literatura es la forma en que se nos cuenta dicha historia. La autora decide iniciar in extrema res, con un personaje protagónico en el hospital, al hacerlo de esta forma lo primero que presenciamos es el efecto, invirtiendo así la estructura cronológica del conflicto para después contarnos las causas.
Desde el inicio la autora nos ubica en el presente, haciendo constantes analepsis mediante las cuales vamos a ir conociendo al personaje y sus circunstancias, sus conflictos y sus resoluciones, sus principios y sus debilidades. Lo hace con un ritmo a veces acelerado con el uso del punto y seguido, a veces más mesurado con el uso de comas. El interés estalla desde el primer capítulo porque surgen muchas preguntas, cuyas respuestas iremos indagando bajo la justa medida de la tensión narrativa planteada en sus treinta capítulos.
La elección del lenguaje permite la construcción de los personajes y su contexto, no tenemos más que escucharlos para saber cómo son y cómo piensan. A través de un lenguaje popular mezclado con canciones de la época, dichos, refranes, reflejan el idiolecto.
Eustaquio es un personaje polarizado, intenta reproducir la figura patriarcal, pero a lo largo de la novela vemos sus contrastes: un hombre lleno de miedos; hasta reza cuando se siente frente a la muerte. Convive desde niño con el Mudo, su fiel amigo, con quien se comunica con mucha facilidad, entiende sus miradas y señas, tienen una comunicación íntima y un fuerte afecto. Todo eso llevará al Mudo a ser parte importante en la trama de esta historia; la voz interior también tiene su personalidad: es cruel, imperativa, burlesca; Antonia es fuerte, es maestra del pueblo y muestra un carácter imponente y dominante.
En toda obra narrativa seguimos al protagonista, su conflicto y las circunstancias que se van presentando para que este tome las determinaciones que lo llevarán a las peripecias y en consecuencia a un reconocimiento de sí mismo. Así pasa con Eustaquio, quien nace en un contexto humilde y eso lo hace soñar en historias de riqueza (un deseo convertido en el motor de la historia). Va a ser determinante su relación con Don Paciano, quien marca su destino, al contactarlo con Camilo Rentería de La Vainilla para un primer negocio y, posteriormente, con Luciano Reyes y Severo López, estos dos con una trayectoria mayor en el tráfico de drogas y en el manejo de las aduanas.
Aparecen otros personajes como Adalberto Silva, jefe de la policía federal, un elemento sobornable; Isidro Barrón, el piloto, inteligente y entusiasta; el comandante Barbosa, protector de los narcos; Villacaña, jefe de plaza de la policía federal, quien no se interesa por la seguridad, sino más bien cubre las apariencias, y los policías que buscan sacar ventaja de la situación, ofreciendo una falsa seguridad. Todos estos personajes imitan la realidad y a través de ellos experimentamos una catarsis y profundizamos en nosotros mismos o en nuestro contexto.
Raquel Cota no se conforma con contar una historia, lo hace de la mejor manera usando una amplia gama de recursos, como el manejo de varios narradores, así tenemos un narrador en tercera persona, que es testigo; narrador libre directo, narrador en segunda persona.
En esta novela se guarda equilibrio entre el tono, el lenguaje, la tensión, el manejo del tiempo de la historia y el tiempo narrativo, la construcción y la relación entre los personajes. Es una obra para atreverse a viajar en el límite de la realidad y la ficción.
Raquel Cota (Sinaloa, 1965). Docente por la Escuela Normal de Sinaloa y Asesor Pedagógico del nivel Preescolar en la Secretaria de Educación Pública. Descubre su vocación lectora desde niña, alternando posteriormente el trabajo docente, con acciones para fortalecer el proceso de formación literaria en diversas instituciones culturales como ISIC, INBAL, IPN, IMCC, Complejo Cultural Los Pinos, El Colegio de Sinaloa y la UAS. En 2020 publicó la novela Al pie de la lluvia de oro.
Agustina Valenzuela Torres. Narradora y docente. En 2007 obtuvo el IV Premio Valladolid a las Letras. Es autora de Toco el violín para olvidar que soy mujer y La musa y sus caprichos.
Arte de María Vez.