Tres poemas de Lucía Leyva

Soy

     Somos aire, no somos tierra 

                                Mamardashvili

Un cielo claro navega sobre el café.

Supongo que al tomarlo

surfean en mí

las hojas de la enredadera

y la ausencia de los pájaros.

Y los mundos que oscurece la claridad.

Soy la mujer Aire

Soy la mujer Cielo

Soy la mujer hoja

Soy la mujer Café.

Soy la mujer Agua

Soy la mujer Fuego.

Soy la mujer

Ausencia

Soy la mujer Pájaro

Soy la mujer Otros Mundos

Soy la mujer Oscura

Soy la mujer Luz

Soy la mujer Tiempo

Soy la mujer Partícula

Soy la mujer Inmensidad

Soy la mujer Comunión

Soy la mujer Separatista.

Soy la mujer Pregunta.

Soy la mujer Asombro.

Soy quien asombrada por todo

se casa con el camino y el precipicio.

Soy.

Esta canción

La canción

Ain´t no Sunshine

de Bill Withers

me recuerda:

a mi hermana

Elegida,

a mi madre,

a mis hijos,

muertos

sin saber

que algún día

estuvieron

tan vivos,

oh, Girasoles

arrancados.

A él,

quien

va y viene,

y se lleva

a Aura y Juan

nuestros

acaso hijos,

promesa

de eternidad.

A Él,

Oculto Bien,

a quien,

cada noche

le digo:

Ven, toma café

y muéstrame

tus venas rotas_

que éstas

son las mías

Mira, cómo

tu  beso

salva mi alma

Y a mí,

cuando yo

abandono

Quien soy_

y me miro

flotar_

          en el esófago

constelado

donde no miro

principio

ni final.

 Tanta luz

Tanta luz te esconde.

Te borra.

Deambulo para encontrarte esta madrugada.

Pero laberintos

de concreto erguido, acostado,

desgarran mi piel.

El monte cerca, dormido y sonámbulo,

con sus pequeños seres de garras y picos me dice:

Ven.

Su camino brilla como listón de seda

y la fronda de sus árboles entona

plegarias en su  brumosa catedral silvestre,

donde reverbera tu verbo.

Huyo de la luz falsa.

Vengo a respirar libre,

como el sueño de todos estos seres  y cosas

que amparas.

Y me postro ante ti,

Cáliz sagrado,

Luna de mayo

Vengo a ayudarte a recorrer el cielo, Madre Maia.

Escuchen los que duermen:

Yo soy La hija de la luna.