Semblanza
Jorge Alberto Avendaño (1978) nació y creció entre San Pedro de Rosales y Culiacán, Sinaloa. Es narrador, traductor y profesor, estudió letras modernas inglesas (UNAM) y letras hispánicas (UAS). Se ha desempeñado, también, como periodista de nota roja, músico underground y promotor cultural. Fue ganador del 2do Certamen nacional de relato personal Mi historia inolvidable, convocado por UNAM en 2015 y del Premio nacional al estudiante universitario, otorgado por la Universidad Veracruzana, en la categoría de cuento “Sergio Pitol”; en 2017. Asimismo, obtuvo mención honorífica en el Premio Estatal de Artes Visuales y Cuento de Horror 2023, convocado por el Museo de Arte de Mazatlán, en la categoría de cuento. Ha publicado en revistas digitales e impresas como Timonel, Vuelo de Jaguar y Monolito, entre otras, así como un libro de cuentos titulado Bajo la sombra de las amapas, bajo la firma editorial de la Universidad Autónoma de Sinaloa. En 2024 recibió el apoyo PECDA Sinaloa en la categoría de creadores con trayectoria.
1. ¿Cuáles son tus principales preocupaciones en la escritura? Mi escritura gira en torno a tres preocupaciones fundamentales. En primera instancia, yo pondría la preocupación concerniente a la exploración de distintos usos y voces narrativas, esto es, la manera en la que la perspectiva de los personajes viven un evento narrativo y la forma en la que los personajes son afectados por los hechos contados. Lo anterior deriva en mi segunda preocupación al escribir, los motivos de mis personajes; en mis textos los personajes tienen motivaciones profundas en sus acciones, no son meramente un dibujo superficial, tienen características que les definen y los exponen al juicio y escrutinio de la crítica lectora.
Por último, mi otro gran tema o preocupación literaria es aquella que tiene querencia con la definición de la identidad del norte profundo de México, del noroeste, de Sinaloa, ¿qué nos identifica como gente del norte, del septentrión, de Sinaloa?
2. ¿Cómo es tu proceso creativo? Mi proceso creativo gira en torno a la exploración de temas e ideas relacionados con géneros poco probables o explorados en los contextos cuasi rurales de Sinaloa, ya sea utilizar los arquetipos de la literatura negra o policiaca y situar en el contexto de Culiacán, o tomar arquetipos de lo gótico y adaptar las situaciones a algo que pueda ocurrir en las fronteras. Busco que quien lea tenga en sus manos una historia completa, sólida, en ese sentido tengo en mente a un lector o lectora que le guste tomar riesgos y que no se ruborice de lo que vea en la página. Es un proceso emocionalmente agotador, además, porque todos mis textos parten de una situación cercana a lo real, a lo cotidiano.
3. ¿Qué autores han servido como influencia o modelos para tu obra? Para mi obra son importantísimas las influencias de Juan Rulfo, William Faulkner y Rosario Castellanos, sin sus voces, mi escritura sufriría de un sentido de permanencia y compromiso. Por otra parte, en términos de modelos yo citaría en primer lugar a mi abuelo materno, Francisco Gálvez, por su habilidad y destreza en la narrativa oral, su manera de cautivar por medio del uso de la palabra me sigue pareciendo casi mágica. Por otra parte, como egresado de letras hispánicas, el modelo de disciplina, trabajo y pundonor literario de Élmer Mendoza es siempre un lugar que busco revisitar cada tanto tiempo, en especial cuando pienso en una trazabilidad de una carrera literaria.
4. ¿Cuál es tu más reciente libro y sobre qué ejes temáticos y estéticos gira? Mi más reciente libro y, a la vez, mi primer libro, se titula Bajo la sombra de las amapas, gira en torno al eje temático de cómo las violencias nos atraviesan de una forma tal que nos dejan marcados para siempre, ya sea en lo físico, ya en lo emocional, ya en lo social. En cuanto a la estética, el libro explora estéticas propias de los paisajes desolados y calientes del noroeste de México, al tiempo que utiliza panoramas típicos de las literaturas noir y policiacas de los años cuarenta, pero insertadas en una temporalidad de los noventa a la actualidad.
5. ¿Puedes compartirnos algunos de tus proyectos de escritura en los cuales estés trabajando? En estos momentos trabajo en dos proyectos, uno de ensayo creativo que tiene querencias con distintos momentos de la historia de la región central de Sinaloa, principalmente de Navolato y Culiacán. El otro proyecto gira en torno a un libro de cuentos que busca explorar las figuras de los monstruos góticos clásicos mediante las formas narrativas del gótico del sur de los Estados Unidos, un, digamos, gótico norteño.
6. ¿Qué temáticas, procedimientos de escritura o autores recientes son de tu interés? Recientemente, he leído a autoras internacionales como Han Kang y Annie Arnaux, así como a Elena Ferrante, por su uso de los hiperrealismos y su disolución de las fronteras entre las narrativas de ficción y biográficas. En México me parece muy interesante lo que hacen Eduardo Antonio Parra, Geney Beltrán, Cristina Rivera-Garza, Luis Humberto Crosthwaite, Sergio Ceyca, César Bañuelos, Mariel Iribe, Hernán Arturo Ruíz y Alfonso Orejel, cada que los leo confirmo algo de lo que me convirtió en lector en primer lugar… Sus narrativas me generan emociones profundas, me hacen sentir emocionado de sentarme a dedicar un tiempo a la lectura, mientras bebo algo que me apacigüe los nervios.
7. ¿Qué opinión te merece la actualidad de la literatura en Sinaloa?
Creo que lo primero que se debería de decir de la literatura en Sinaloa es que es una literatura de alto valor histórico, ya sea en narrativa, en poesía o en teatro. Sinaloa, como Estado, como contexto, ha dado grandes figuras literarias tanto en la narrativa como en la poesía y el teatro. Las voces en Sinaloa son espectaculares, así, me parece que los autores y autoras sinaloenses, a pesar de los contextos, o gracias a ellos, han podido desarrollar
Fragmento del cuento “Brujas podrán venir”. Cuento ganador de mención honorífica en el Premio Estatal de Artes Visuales y Cuento de Horror 2023, convocado por el Museo de Arte de Mazatlán.
Mi mamá nos vio como nerviosos, medio asustados por la negrura de la noche, le dio por empezar a platicarnos de sus planes de ir a comprar fayuca a Tijuana para venderla en lo que llegaban la navidad y el año nuevo; que la gente siempre andaba con ganas de estrenar en esas fechas, que el viaje era muy largo, pero que cuando llegaba uno a La Rumorosa todo valía la pena, por el paisaje tan bonito, que me iba a llevar a mi primero, para ayudarle con las bolsas y, ya que estuviera más grande mi hermana, le tocaría ir también a ella.
Así, ensoñados con lo de Tijuana, fue que llegamos al puente sobre el canal de atrás de la casa. Alboroté la mirada con la corriente, con los sonidos de las ramas y el reflejo de la luz de las estrellas. Luego todo se detuvo, la corriente, las ramas y la luz. Había en el aire una fuerza que alertó a mi mamá y llevó a mi hermana a cubrirse el miedo con mi cuerpo. Allá, sobre el barandal del puente, a unos cuantos metros, se había encaramado una lechuza, enorme, parda, parecía que con los ojos te buscaba el alma. Empezamos a insultar al animal para que no se robara el alma de nadie, le hicimos todas las señas que sabíamos, mi mamá le gritó tanto, tan fuerte y con tanto odio, que hasta los perros de ahí cerca comenzaron a ladrar.
La lechuza se agazapó, hundió la cabeza entre sus alas y apuntó los ojos hacia poquito atrás de mí, a dónde se escondía mi hermana. El ave pegó dos aletazos, clarito los vi, aventó su cuerpo sobre nuestras cabezas y empezó a rasguñar el rostro de mi hermana y los brazos de mi mamá. No había remedio, a mi hermana se la llevaría la lechuza, la Bruja Gris de la que había escuchado hablar a los viejos alguna vez, bajo el árbol de pingüica en la casa de mi nana.
El agua hacía sonar su corriente, los matorrales cortaban el aire, la lechuza comenzaba a ganar la batalla; despaciosamente nos llevó hacia la orilla del canal, nos hubiera metido a todos ahí, nos hubiera ahogado de no haber sido por ella, por la Chopa. Llegó desde allá, desde lo profundo del panteón, para ayudar en la pelea contra el animal ladrón de almas. Fue la única vez que la vi sin su bolsa; hablaba en su lengua incomprensible, se agachaba a recoger piedras y las aventaba contra la Bruja Gris, igualito a cómo cuando nos perseguía a nosotros por entre las calles del pueblo. Ahora estaba de nuestro lado; había salvado a mi hermana de sufrir para siempre y a nosotros de morir ahogados en la corriente del canal de riego.