Perfil: Raquel Cota

Escritora Raquel Cota

Raquel Cota. Docente de Educación Preescolar. Lectora y narradora. Ha cursado Diplomados y Talleres de escritura en el INBAL, ISIC, IPN e ISC. Finalista de la 1ª edición del “Premio Primera Novela” en 2021 con el libro Al pie de la lluvia de oro, convocado por La Estrategia Nacional de Lectura, presidencia de la República y Amazon México. Ha sido participante en la Feria del Libro de Los Mochis y en el Primer Encuentro de Escritoras Sinaloenses de Mazatlán en 2021. También en la Feria del Libro Intercultural de Tacámbaro Michoacán:  FILIT 2022. Actualmente cursa el Diplomado en Creación Literaria del INBAL y de la Coordinación Nacional de Literatura, en línea desde el Centro Cultural Xavier Villaurrutia; además es integrante del Club de lectura El caracol aventurero de la UAS y del Colectivo Mujeres creando Sinaloa.

  1. ¿Cuáles son tus principales preocupaciones en la escritura?

La estructura correcta del género literario que deseo escribir. Encontrar el narrador idóneo para una historia. Dejar hilos en la historia, sin cerrar. La musicalidad en la poesía. Los lugares comunes, que dicen todos los maestros que les debemos huir.

  1. ¿Cómo es tu proceso creativo?

Pienso que escribir es un oficio artesanal. En esa manufactura de historias o poemas me encanta escribir a mano, en libretas nuevas o en hojas blancas, ya que puedo tachar y seguir escribiendo sin perder la idea. Siento que las manos en sintonía con la mente dialogan en armonía con la imaginación, los recuerdos, nuevas lecturas y un poco de teoría. También me apoyo en una escaleta, quizá sencilla, conforme avanzo puedo agregar o quitar elementos sobre la organización planteada. En ocasiones, cuando no puedo escribir o ando fuera de casa, grabo notas de voz de una idea o frase que puede detonar algo más. Cuando termino de escribir a mano, lo paso a la computadora, lo leo en voz alta y es como si hiciera un primer reconocimiento, aunque sé que le falta mucho por pulir, siento que voy avanzando. 

Para cerrar, generalmente escribo en las noches cuando la casa está en silencio, con un café o té y música muy bajita. Poco escribo por las mañanas, pues la aprovecho para leer.  

  1. ¿Qué autores han servido como influencia o modelos para tu obra?

Considerando la edad que tengo, ha sido un recorrido entre (pocos) clásicos autores mexicanos y extranjeros. Tengo el recuerdo de mis primeras lecturas: Agustín Yáñez y Juan Rulfo, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Amado Nervo. De mujeres: Gabriela Mistral, Inés Arredondo, Rosario Castellanos. En el intervalo de trabajar y ser mamá, las lecturas fueron a cuentagotas. Cuando entré al diplomado de narrativa (2001) con el maestro Élmer Mendoza, figura clave en mi formación literaria, conocí más autores: David Toscana, César López Cuadras, Elena Garro, Elena Poniatowska, Inés Arredondo, Arturo Pérez Reverte, Hemming Mankell, Rubem Fonseca, Franz Kafka, Edgar Allan Poe, Mario Benedetti, Pablo Neruda y otros. Al jubilarme, en 2016, retomé varias lecturas pendientes, también ingresé a un club de lectura para adultos que luego se llevó a lo virtual por la pandemia. Lo que me hizo leer intensamente libros en físico, pdf y Kindle llegando a más autores de ayer y hoy: Dolores Castro, Nellie Campobello, Carson McCullers, Emily Dickinson, Charles Bukowski, Anton Chéjov, Norma Bazúa, Verónica Llaca, Imanol Caneyada, Enrique Serna, Eduardo Antonio Parra, Francisco Haghenbeck, Martín Solares y Alfonso Orejel, entreo otros. Soy un amasijo de autores, los de cuando podía leer en los años anteriores y los que dieron remanso a los días de incertidumbre.

  1. ¿Cuál es tu más reciente libro y sobre qué ejes temáticos y estéticos gira?

Es una novela y es el único libro publicado. Se titula Al pie de la lluvia de oro. El eje temático es la vida de un hombre de campo que da un giro al hacerse rico, lo que lo convierte en un respetable agricultor, que no pierde la esencia de los valores enseñados por sus padres, el cual, se debate en cumplir sus sueños o regresar a la vida de antes, ante ese recuerdo que lo atormenta. El eje estético sería el lenguaje regional sinaloense, los dichos y refranes que se citan, los títulos de cada capítulo recordando la época de la música vernácula del país y sus autores, los paisajes del campo, una ciudad que ya se fue. El tono y el ritmo de la escritura es otro de sus atributos.

  1. ¿Puedes compartirnos algunos de tus proyectos de escritura en los cuales estés trabajando?

Actualmente terminé otra novela, en un intento por desprenderme del tono de la primera. Narra una historia de infancia y otras vicisitudes. También estoy incursionando en la poesía infantil. Además de participar en el XVIII Diplomado en Creación Literaria del Centro Cultural Xavier Villaurrutia del INBAL donde estoy ampliando el conocimiento del ensayo literario, la crónica y la dramaturgia; materias en las que estamos incursionando, además de cuento, poesía y novela; con lecturas y ejercicios que constituyen nuevos aprendizajes y técnicas.

  1. ¿Qué temáticas, procedimientos de escritura o autores recientes son de tu interés?

Una historia bien narrada o poesía que cautive son mi inclinación. Creo que tiene que ver con el gusto e influencia lectora, como cuando asistes a un festival musical, vas haciendo un recorrido o selección mental y piensas qué puede ser lo mejor para ti; pero el jurado de acuerdo con su formación otorga otro punto de vista. Me gusta la novela y el cuento de formato clásico, con un poco de misterio y acción; también la crónica y la minificción. El haiku como exclamación breve de lo bello o sorprendente, el verso libre y los sonetos en la poesía. Actualmente, estoy enfocada en la literatura escrita por mujeres, sin dejar de lado los escritores masculinos, pues creo que la literatura no debería ser de género. 

He descubierto que leo con más conciencia, aunque el placer no lo he dejado de lado, siento que escudriño en la forma de la escritura, en los personajes y otros elementos. Los autores recientes que mencionaría son: Liliana Blum, Guadalupe Nettel, Lola Ancira, Laura Baeza, Selva Almada, Valeria Luiselli, Atenea Cruz, Elisa Díaz Castelo, Zel Cabrera, Rosa Beltrán, Cristina Rivera Garza que desde los noventa es activa, pero con El invencible verano de Liliana ha renacido para los lectores jóvenes y los no tanto; además de Genney Beltrán, Hiram Ruvalcaba, Antonio Ramos Revillas por mencionar algunos en la narrativa. En poesía, sigo algunos ganadores de los recientes premios otorgados en el país.

  1. ¿Qué opinión te merece la actualidad de la literatura en Sinaloa?

Siempre he admirado el talento regional en la literatura y otras artes. En la escritura el antecedente para nosotras es Inés Arredondo, con ese dolor y misterio que escondía en sus letras. Opino así, que la literatura en Sinaloa en este momento es un activo imperdible. Los nombres de las personas nacidas o avecindadas en nuestra tierra, muestran su pluma en ediciones del ISIC y de otras editoriales. Las actividades que se promueven son interesantes: Talleres, charlas, presentaciones de libros; privilegiando los distintos géneros de cada autor. Hay promoción de ellas por redes sociales principalmente. 

En lo general me parece amplia la oferta literaria, la obra de autores sinaloenses que circula por la región y el país. Por eso me llama la atención que, en ocasiones, sea poca la gente que asiste a estos eventos.

En lo particular, qué tan descabellado puede ser organizar una feria del libro en la capital, cuando las condiciones de salud lo permitan.

“Descreída”

Escuchó en la radio El unicornio azul. Incrédula, cambió de estación. No existen, menos de colores, pensó en voz alta. Quién se atrevió a mover su estación de radio favorita “La caliente”. Dio vuelta a la perilla hasta encontrarla. Todo por no tener Spotify. Se encaminó a la calle mientras conectaba unos audífonos en sus orejas. La música derramaba en el ambiente estrepitosos murmullos. El sol encandiló su vista. Recordó el anillo. Lo había olvidado a la orilla del lavamanos. Lo imaginó dando vueltas, rodando hasta caer al resumidero. Era un recuerdo de su madre. No puede ser. Molesta, decidió regresar. Media vuelta en un tiempo. Una alcantarilla destapada provocando caída libre. Sintió su cuerpo escuálido mecerse de un lado a otro. Se la tragó la tierra y no la escupió en la playa. En su lugar, un brillante túnel parecido a la vía láctea por donde resbaló sin freno. 

Todo era brillante. Las estrellas ondulaban. Espejos en cadencioso ritmo. Se miró en ellos. La mujer niña jugaba. Varios unicornios trotaban a su alrededor. Aventó los audífonos. Quizá los corridos enfermos o el rock pesado la habían hecho desvariar. Quiso correr. Un unicornio rosa se le acercó afable. Le sonrió. Descreída, frotó sus ojos con ímpetu. Pestañea. Los ojos rojos, almejas recién abiertas, él ahí seguía. Segundo intento de escapar. Escuchó un estribillo: Mi unicornio y yo hicimos amistad... Una nota musical emana del cuerno. Flota iridiscente, luego otras ascienden perdiéndose como burbujas de jabón. Aprieta su piel para despertar si acaso fuera un sueño. El caballo fantástico la mira, abanica las pestañas, le sonríe. Eso quiere, que me convierta en su amiga. Piensa en huir. Se retira dando pasos hacia atrás. El mítico animal la sigue, le da de empellones cariñosos con su cabeza llena de hilos de colores en las crines. Escéptica, se detiene. Lo abrazó sin ganas. Sintió su pelaje suave. Dos corazones latiendo. Uno de emoción, el otro de miedo. De pronto la magia. La teletransportación sucede: está de regreso en casa. Encuentra el anillo con un mensaje grabado y una imagen: La niña y yo, seguido de un corazón. 

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